Aquí el link
http://148.206.53.230/revistasuam/dialectica/include/getdoc.php?id=12&article=13&mode=pdf
Hace unos días, me topé con un interesante análisis que Alfonso Vélez Pliego hiciera a porpósito de la influencia que el Positivismo ejerciera sobre las instituciones jurídicas, especialmente en las encargadas del Derecho Penal y en la creación de instituciones como el Gabinete de Antropología Criminal en Puebla.
Muchos de los postulados positivistas urgían la necesidad de reformar los horizontes del derecho que la "nueva ciencia" demandaba. De entre todos, los más interesantes -a mi juicio- referían mayor atención al criminal que al delito, de ahí que el Estado poblano procurara por primera vez, instaurar en sus prisiones un sistema -verdadero- de readaptación social, que tuviera a la educación y al trabajo como ejes fundamentales: en efecto, los "nuevos hombres criminales" trabajarían en talleres de mecánica, hojalatería, carpintería, plama, tejido y zapatería y, recibirían además, clases de lectura, escritura, principios de gramática, castellano, aritmética, nociones de geografía, nociones de ciencias físicas y natura-, elementos de higiene, instrucción cívica y derecho, nociones de historia patria, entre otras.
Otra de las reformas emprendidas fue la supresión del Jurado, a fin de que la justicia penal se adecuara a los principios de la escuela Positiva. Esto porque la justicia penal demandaba ya, el trabajo de personas que tuvieran un conocimiento profundo del hombre físico y moral, así como de todas las necesidades y de todas las condiciones sociales de su tiempo, y no de aquéllas que estuvieran llenas de la vana ciencia jurídica, embebida tan sólo de palabras y de fórmulas -como hasta entonces-.
Hoy, a más de cien años de todas estas pretenciones bienintencionadas, habremos de reflexionar profundamente, sobre la descomposición -a nivel mundial- de un sistema ya encarecido, completamente caduco en sus fondos y en sus formas y , terriblemente costoso -económica y moralmente- para todos..
Muchos de los postulados positivistas urgían la necesidad de reformar los horizontes del derecho que la "nueva ciencia" demandaba. De entre todos, los más interesantes -a mi juicio- referían mayor atención al criminal que al delito, de ahí que el Estado poblano procurara por primera vez, instaurar en sus prisiones un sistema -verdadero- de readaptación social, que tuviera a la educación y al trabajo como ejes fundamentales: en efecto, los "nuevos hombres criminales" trabajarían en talleres de mecánica, hojalatería, carpintería, plama, tejido y zapatería y, recibirían además, clases de lectura, escritura, principios de gramática, castellano, aritmética, nociones de geografía, nociones de ciencias físicas y natura-, elementos de higiene, instrucción cívica y derecho, nociones de historia patria, entre otras.
Otra de las reformas emprendidas fue la supresión del Jurado, a fin de que la justicia penal se adecuara a los principios de la escuela Positiva. Esto porque la justicia penal demandaba ya, el trabajo de personas que tuvieran un conocimiento profundo del hombre físico y moral, así como de todas las necesidades y de todas las condiciones sociales de su tiempo, y no de aquéllas que estuvieran llenas de la vana ciencia jurídica, embebida tan sólo de palabras y de fórmulas -como hasta entonces-.
Hoy, a más de cien años de todas estas pretenciones bienintencionadas, habremos de reflexionar profundamente, sobre la descomposición -a nivel mundial- de un sistema ya encarecido, completamente caduco en sus fondos y en sus formas y , terriblemente costoso -económica y moralmente- para todos..
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